Que el verde no sea sólo un color

La preocupación del consumidor por el medio ambiente es creciente, la población se encuentra cada vez más preocupada por los temas ambientales lo cual marca tendencia y motiva a las empresas a tomar medidas para verse más “verdes”.

A consecuencia de este fenómeno, nuevos términos han hecho su aparición en el vocabulario ambiental como el Marketing Verde y el Greenwashing.

 

Mientras que el Marketing Verde se entiende como el proceso de planificación, implantación y control de una política integral de producto que permita satisfacer las necesidades de los clientes y de la organización generando el mínimo impacto negativo en el ecosistema, el Greenwashing se define como el uso de argumentos ecológicos con fines comerciales, destacando un aspecto ecológico para vender productos que no lo son realmente.

 

Esta última práctica cuasi fraudulenta tiene por objeto obtener un posicionamiento en el mercado. Hay muchas publicidades que aplican el Greenwashing dotando a un producto de supuestos beneficios ambientales basados en información de difícil o imposible verificación, o de falsas certificaciones, o atribuir supuestas ventajas en forma vaga, sin precisiones, generando erróneas interpretaciones en el consumidor.

 

Un ejemplo de Greenwashing son las bolsas plásticas oxodegradables. Las bolsas de transporte o "shopper" son en sí mismas un "espacio" de comunicación en donde las empresas aplican su estrategia de marketing logrando una alta visibilidad de su marca y como consecuencia un posicionamiento de la misma. Las bolsas oxodegradables, son de polietileno común, igual a las clásicas usadas desde los años 70. La diferencia es que, durante el proceso de producción, se les añade un aditivo que acelera su ruptura, lo que causa una fragmentación acelerada de la bolsa. O sea, la bolsa se rompe hasta quedar en pedazos pequeños, producto de una reacción química y no de una biodegradación.

 

¿Por qué no de una biodegradación?

Porque a nivel molecular, el polietileno es tan estable y fuerte que los agentes biológicos no pueden romperlo para lograr biodegradarlo, es decir, que microbios, bacterias y hongos no son capaces de transformar el plástico en su alimento.  Las bolsas oxodegradables son un caso claro de Greenwashing ya que declaran su degradación pero no dicen que las condiciones específicas para que se rompan es difícil que ocurran en la vida cotidiana, por lo que hay vaguedad en la información. Estas bolsas publicitan propiedades que no tienen, como la biodegradabilidad.

 

La realidad es que, para el consumidor, es imposible verificar si realmente el aditivo degradante está presente en el porcentaje adecuado y poder así saber con certeza el tiempo necesario y el lugar donde se producirá la ruptura. Esta información no está disponible. Además, si la bolsa se rompe, las partículas resultantes permanecerán en el ambiente, flotando en el agua o contaminando el suelo.

 

La vaguedad de precisión en la comunicación de las verdaderas características del producto que llega al consumidor constituye un ejemplo de publicidad ambiental engañosa característica del Greenwashing. La información veraz y oportuna es un principio ético que deben poner en práctica las empresas para que el consumidor pueda tomar decisiones. Si realmente el deseo es cuidar el ambiente y disminuir la contaminación, el mejor producto “verde" es la EDUCACIÓN.


¿Que opinas?  ¿conoces otros casos de Greenwashing ? Dejanos tus comentarios aquí abajo!

 

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